Fallece a los 87 años Mons. D. Rosendo Alvarez Gastón, Obispo Emérito de Almería
El Obispo emérito de Almería, Mons. D. Rosendo Álvarez Gastón ha fallecido hoy a los 87.
La capilla ardiente ha sido
instalada en la Santa
Apostólica Iglesia Catedral de la Encarnación de Almería, que ha sido
abierta al público a las 14:30h cuando el Obispo Diocesano Mons. D.
Adolfo González Montes junto con el Cabildo de la Catedral recibía al
féretro a las puertas de la S.A.I. Catedral de Almería, donde también se
celebrará la Misa exequial y el sepelio, el próximo miércoles a las
12:00 horas.
Monseñor Álvarez Gastón nació en Mues
(Navarra) el 10 de agosto de 1926 y fue ordenado sacerdote el 22 de
julio de 1951. Treinta y tres años después fue nombrado obispo de Jaca y
en enero de 1985 recibió la ordenación episcopal.
Realizó estudios Eclesiásticos en el Seminario Conciliar de Pamplona
entre 1939 y 1951 y era diplomado en la Escuela de Formación de
Directores de Ejercicios Espirituales en Vitoria. Además, era Doctor en
Teología Moral por el Alfonsianum de Roma.
Entre sus
cargos pastorales, destaca el de párroco de Leache (Navarra); director
de la Casa de Ejercicios 'Virgen de la Cinta' (Huelva); director
espiritual del Seminario Mayor de Huelva; rector del Seminario Diocesano
de Huelva; párroco de Almonte y capellán del Santuario de Nuestra
Señora del Rocío.
También fue delegado diocesano del
Clero, profesor de Religión del Instituto de Almonte; capellán del
Colegio del Santo Ángel; profesor de Religión del Instituto La Rábida
(Huelva); y vicario general del Obispado de Huelva.
El 12 de mayo de 1989 fue preconizado obispo de Almería y el 15 de junio
de ese mismo año tomó posesión de la diócesis. El 15 de abril de 2002
fue aceptada su renuncia por motivos de edad.
En la
Provincia Eclesiástica de Granada y Obispos del Sur era responsable de
la Pastoral Litúrgica. Además, en la Conferencia Episcopal Española fue
miembro de la Comisión Episcopal de Liturgia desde 1987 a 2011.
El Santo Padre critica la corrupción
El que no se arrepiente y "simula ser cristiano" hace mucho mal a la
Iglesia, afirmó el Papa Francisco en la Misa de esta mañana celebrada
en la capilla de la Casa Santa Marta. Dijo que todos
debemos reconocernos "pecadores", pero debemos estar atentos a no
convertirnos en "corruptos". Quien es benefactor de la Iglesia pero roba
al Estado, añadió Francisco, es "un injusto" que conduce
una "doble vida".
Jesús "no se cansa de perdonar y nos aconseja" que hagamos lo mismo.
El Papa se detuvo en su homilía sobre la exhortación del Señor a
perdonar al hermano arrepentido, del que habla el Evangelio.
Cuando Jesús pide que se perdone siete veces al día, observó el
Pontífice, "hace un retrato de sí mismo".
Jesús, prosiguió, "perdona" pero en este pasaje evangélico también
dice: "Atención a quien causa escándalos". No habla de pecado, sino de
escándalo, que es otra cosa. Y añade que "es mejor para
él que se le ponga una piedra de molino al cuello y se lo arroje al
mar, antes de que escandalice a uno de estos pequeños". De ahí que el
Papa se preguntara qué diferencia hay entre "pecar y
escandalizar".
"La diferencia es que quien peca y se arrepiente, pide perdón, se
siente débil, se siente hijo de Dios, se humilla, y pide precisamente la
salvación de Jesús. Pero de aquel otro que escandaliza,
¿qué cosa escandaliza? Que no se arrepiente. Sigue pecando, pero
finge ser cristiano: la doble vida. Y la doble vida de un cristiano hace
mucho mal, mucho mal. ‘¡Pero, yo soy un benefactor de la
Iglesia! Meto la mano en el bolsillo y doy a la Iglesia. Pero con la
otra mano, roba: al Estado, a los pobres… roba. Es un injusto. Ésta es
doble vida. Y esto merece –lo dice Jesús, no lo digo
yo– que le pongan en el cuello una muela de molino y sea arrojado al
mar. No habla de perdón, aquí".
Esto, subrayó el Pontífice, porque "esta persona engaña", y "donde
está el engaño, no está el Espíritu de Dios. Ésta es la diferencia entre
pecador y corrupto". Quien "conduce una doble vida –
dijo – es un corrupto". Diverso es quien "peca y quisiera no pecar,
pero es débil" y "va a lo del Señor" y pide perdón: "¡a ese el Señor lo
quiere! Lo acompaña, y está con él".
"Y nosotros debemos decirnos pecadores, sí, ¡todos, aquí, todos lo
somos. Corruptos, no. El corrupto está fijo en un estado de suficiencia,
no sabe qué cosa es la humildad. Jesús, a estos
corruptos, les decía: ‘La belleza de ser sepulcros blanqueados, que
parecen bellos, por afuera, pero dentro están llenos de huesos muertos y
de putrefacción. Y un cristiano que se vanagloria de
ser cristiano, pero que no hace vida de cristiano, es uno de estos
corruptos. Todos conocemos a alguien que está en esta situación, ¡y
cuánto mal hacen a la Iglesia! Cristianos corruptos,
sacerdotes corruptos… ¡Cuánto mal hace a la Iglesia! Porque no viven
en el espíritu del Evangelio, sino en el espíritu de la mundanidad".
El Santo Padre recordó que San Pablo lo dice claramente en su Carta a
los cristianos de Roma: "No se uniformen a este mundo". Es más,
precisó, el "texto original es más fuerte" porque afirma que
no hay que "entrar en los esquemas de este mundo, en los parámetros
de este mundo". Esquemas, reafirmó, que "son esta mundanidad que te
lleva a la doble vida".
"Una podredumbre barnizada: ésta es la vida del corrupto. Y Jesús no
les decía sencillamente 'pecadores' a estos, les decía: 'hipócritas'. Y
qué bello, aquel otro, ¿no? ‘Si cometiera una culpa
siete veces al día contra ti y siete veces viniera a ti diciendo:
‘Estoy arrepentido, soy pecador’, tù lo perdonarás’. Es lo que Él hace
con los pecadores. Él no se cansa de perdonar, sólo con la
condición de no querer hacer esta doble vida, de ir a Él
arrepentidos: ‘¡Perdóname, Señor, soy pecador!’. ‘Pero, vas adelante,
vas adelante: yo lo sé’".
Para concluir el Papa dijo que "así es el Señor. Pidamos hoy la
gracia al Espíritu Santo que huye de todo engaño, pidamos la gracia de
reconocernos pecadores: somos pecadores. Pecadores, sí.
Corruptos, no".
(Lunes, 11 de Noviembre de 2013 / 20:34 Horas)
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